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domingo, 8 de mayo de 2016

Volvemos al instituto con Romy y Michele

Si hay una película perfecta para mí basándome en (casi) todos mis gustos, esa es Romy y Michele. Comedia tonta, de la cosecha del gran cine de los 90, con música de los 80, basada en una reunión del instituto, parodia bestial de este tema y Lisa Kudrow. En serio, perfección absoluta.

Pero de forma general, Romy y Michele es uno de esos grandes clásicos escondidos. No es Titanic ni Pretty Woman, pero se ha hecho su huequito en las películas más recordadas de esa década. Que sí, que sé que no soy la única a la que estas dos rubias bobas le robaron el corazón. Y si no ¿cómo explicáis que hasta Jessica Alba se disfrazara junto a una amiga el pasado Halloween con el modelito que lucen al final de la película? Si, si. Vestidos míticos que llevan inspirado a las chicas americanas para sus disfraces desde tiempos inmemorables. Eso es 1997 vaya.



Y hablando de Pretty Woman, así es como empieza esta película, con las dos protagonistas disfrutando del chasco que le pega Julia Roberts a la dependienta cuando aparece bien vestida y con las manos llenas de compras.
Y es que la vida de Romy y Michele, dos amigas de toda la vida algo extravagantes/horteras, nada tiene que ver con la de Vivian. Romy White (Mira Sorvino. Me pasa como con Thelma y Louise. Nunca sé quien es quien) trabaja de cajera en un concesionario y Michele Weinberger (Lisa Kudrow) está en paro. Viven juntas a sus 28 años, que no es que sea un crimen pero en esa época se supone que ya debías estar casada a esa edad, o al menos con un Richard Gere en tu vida. Pues no, ellas no tienen ni pretendientes pero bien a gusto que están saliendo a bailar todas las noches.
Vamos, que para ellas mismas llevan una vida perfecta y no tienen queja alguna. Hasta que Romy se encuentra con Heather Mooney (Janeane Garofalo), una ex compañera de clase que le informa de la reunión que habrá próximamente de antiguos alumnos del instituto.


Sumergidas en la nostalgia, ambas amigas se ponen a hojear el anuario y a recordar viejas historias. ¿A quién no le ha pasado esto después de ver a antiguos compañeros? No mientas, dime que nunca has buscado a nadie del instituto en Facebook a ver que ha sido de su vida. Eh, ¿sí o no?
Pero después de este repaso, se dan cuenta de que su vida no ha cambiado nada en esos años y que no es tan guay como pensaban, porque no tienen nada con que impresionar a esos ex alumnos.
Y después de haber sido el objeto de las burlas y humillaciones de todos, hasta el punto de que a Michele le pegaron unos imanes en la espalda (llevaba un hierro por un problema en la columna, no es que fuera RoboCop) y a Romy le abandonara el chico de sus sueños en el baile de fin de curso, no quieren que eso se vuelva a repetir y deciden cambiar de vida antes de la reunión: conseguir un buen trabajo, dos buenos novios y un buen coche, vamos lo primordial para tener éxito...

Pero seamos realistas, eso no se consigue en dos días, o a lo mejor sí, pero basta que lo necesites para que no lo encuentres, siempre pasa eh. Entonces recurren al plan B, más fácil que todo lo anterior. Inventárselo todo. Total sólo van a verlos unas horas.
Y ya que se ponen a fingir, pues que sea a lo grande. Así que no se les ocurre otra cosa cómo que son dos ejecutivas que inventaron los Post-it. Porque eso de ser abogada de prestigio o escritora o astronauta pues no impresiona tanto, claro. Y se visten con trajes de chaqueta y todo, algo que sí impresiona viendo la indumentaria que llevan ellas normalmente. El problema viene al no ponerse de acuerdo sobre quien de las dos fue la primera en tener la idea en sí de los Post-it y discuten durante todo el camino, llegando a la reunión sin hablarse. Lo que pasa en esa reunión ya es mejor verlo, igual que el resto de la película.



Si hablamos de comedias absurdas, como se puede comprobar, esta es una de ellas. Pero lo mejor es que pretende serlo. Y es que ¿cómo tomarse en serio una película dónde bailan a trío la canción Time After Time en medio de la sala con todo el instituto mirando? Una de sus muchas perlas. Como el sueño de Michele. Si se pudiera enmarcar una escena, sería necesario que alguien lo hiciera con esa y dejarla en una exposición.

Buscan la exageración y la parodia en todo momento, porque todos los tópicos habidos y por haber de los institutos americanos, no faltan aquí. Las chicas populares híper mega guays, el jugador de football-tío bueno, la rara-gótica que siempre va sola fumando, el solitario rebelde que se fuma los cigarros y las clases, el feucho-empollón-invisible, las dos pardillas que siempre están juntas… y sí, todo eso nos encanta, o por lo menos a mí, pero hay que reconocer que una vez visto algo teen, ya lo has visto todo porque no varía nada. Da igual en que género lo hagan, que siempre es igual. Y aquí explotan eso al máximo. ¿Qué quieres ver cómo las popus machacan a las raras pero al final son ellas las que quedan humilladas porque en realidad no valen nada? ¿Y cómo el tío bueno termina siendo un imbécil y al final el chico que merece la pena es ese que ignorabas por completo? Pues tómalo pero multiplicado por mil. Claro, todo eso visto en unas señoras de 30 años causa su gracia. Porque es eso, no es una película de adolescentes sino sobre ellos y de ahí la parodia.



El humor, igualmente tan absurdo que roza lo brillante. Y no olvidemos que una de las protagonistas es Lisa Kudrow y si algo aprendí de Friends, además de que los descansos no son buenos, es que en cualquier sitio dónde aparezca esta mujer me voy a reír y mucho. Sí, ha hecho papeles serios, no soy quien para encasillar a nadie, pero su locura y extravagancia tan únicas siempre salen a relucir aunque sea un poquito. En esta película es demasiado y es quien lleva todo ese peso de las dos, aunque Mira Sorvino también hace una buena interpretación, que por algo es poseedora de un Oscar.
Muy destacable y tronchante la pequeña aparición de un, por entonces, desconocido Justin Theroux como el chico malote y los siempre geniales Alan Cumming y Janeane Garofalo, papelazos.



Y sí, si no hablo de la Banda Sonora reviento. Ya dije que era ochentera y no hay más. Me ganan. Bueno, la primera que suena es un temazo de No Doubt, que no es Don’t Speak sino Just a Girl y esa es de los 90. Pero tenemos joyas como Addicted to Love, Dance Hall Days, Karma Chameleon, la ya mencionada Time After Time, Don’t Get Me Wrong, Venus y como colofón y con lo que se ganaron mi amor absoluto: Heaven is a Place on Earth, de Belinda Carlisle, por favor.

Una de las mejores comedias que he visto sin duda, que recomiendo encarecidamente. Con decir que en mi adolescencia llegué a rallar el VHS de tanto ponerlo y que después la película estuvo descatalogadisima durante años y cuando me enteré de que volvían a tener el DVD en Fnac fui corriendo a comprarlo… no exagero. Bueno vale, fui en tren, no corriendo, pero sí que estuve allí el mismo día que la pusieron a la venta.
Y es que una película así merece la pena tenerla y verla unas mil veces, o al menos una. Venga, con eso me conformo.


2 comentarios:

  1. Madre mía!! Sí, sí que es una de tus favoritas eh!!! La verdad es que no la he visto nunca y de hecho no sabía ni que existía jajajaja. Pero conozco a algunos de los actores y parece que, al menos, reírte seguro que te reirás jajajaja. Me la apunto para verla porque seguro que me encandila también con la banda sonora jajajaja

    Besos!

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    1. De las que más, sí jajaja Bueno, pues me alegra dar a conocer estas pequeñas joyas, para eso está el blog jajaja Yo creo que te puede gustar, porque claro que te ríes y encima tiene momentazos de los que no olvidas. Y la banda sonora de 10!! jaja
      Besos y gracias por comentar!

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